
Son 16 meses de toma de carretera como una forma de alzamiento territorial en contra del intento de privatización del Río Gualcarque y ayer fue un año del asesinato por miembros del Ejército, del compañero Tomás García por ser parte de esa lucha.


Luego de la sopa de gallina, arroz con papas, frijoles, yuca y tortillas, la caminata al Plantel que era de la Hidroeléctrica y ahora es Base Militar, en ese lugar donde asesinaron a Tomás García y donde hirieron a su hijo Allan, arde el sol en nuestras caras y se hace largo para quienes no acostumbramos caminar, un tramito corto para quienes lo recorren con la seguridad de quien anda en lo que sabe suyo, conoce las veredas, se invierten los significados de los tiempos, lo que fue para ell@s un discurso corto para mi fue una caminata laaaaaarga!!

Se negocia el permiso para entrar a “levantar el cuerpo”, con el alma caída y el llanto apretado en la garganta, yo ingresé como Observadora de Derechos Humanos, y un quejido indescriptible le quemaba el pecho a Allan, le salía tan apretado como sus ganas de venganza o de haberse quedado allí mismo, muerto junto a su papá, a quien le decía con una tristeza que no se describir porque no ajustan las palabras para hacerlo “papa, papa, te extraño, papa, papa, por qué te mataron”. María Santos, arrodillada en lo que hace un año estaba cubierto de sangre, con el cuerpo desfuerzado porque estaba hablando su flaqueza, su impotencia, María que hace pocos meses fue machetiada, ella, su hijo de 12 años y su compañero de vida. Rosalina llorando, don Lucio rezando, Berta, Yessica y yo queriendo ser fuertes y abrazarles y calmarles, sin lograrlo, y el Jefe de Seguridad del Plantel con un cinismo propio de sicario, filmando el momento, sin inmutarse, regodeándose, me atrevo a decir.

Siempre vengo de regreso cargada con mucho más de lo que llevo, ayer, luego de hacer el camino de regreso al Roblón, entre cansancio y llanto y los cuerpos arrastrando el dolor de volver a dejar a Tomás entre esa gente tan mala, ya sentadas a la sombra del Roblón, vi una sonrisa tímida en el rostro de Allan y nos dijimos, con la mágica forma en que pueden hablar las miradas, que nunca dejaremos de extrañarle, es cierto, pero nunca dejaremos de honrarle, y eso se concreta, luchando!!