jueves, 17 de julio de 2014

Fuimos a verles para contarles…. de Karla Lara


Son 16 meses de toma de carretera como una forma de alzamiento territorial en contra del intento de privatización del Río Gualcarque y ayer fue un año del asesinato por miembros del Ejército, del compañero Tomás García por ser parte de esa lucha.
Nos reunimos en El Roblón, es el lugar de la toma, a la sombra de ese palo alto se instala el estrado, en ese árbol, dicen los pobladores, vive un Dios que les protege y allí desfilan a dar su discurso, se extienden, el tiempo tiene una dimensión diferente en las comunidades, no hay pitos que sofoquen el tráfico, ni calores que sulfuren los ánimos, suficiente espacio para rememorar la calidez que se extraña del compañero Tomás, su hablar pausado, su forma respetuosa que lo hacía líder natural, recordaban su determinación, su decisión de dar la vida por ver su río para bañar, para cuidarlo, para que aliviara la calentura del planeta recorriendo las tierras de un territorio que usurpa DESA y del que no pudo ver, con sus propios ojos, saliendo a SINOHYDRO con tuberías, maquinaria y colchonetas.
Luego de las palabras, las informaciones que actualizan los avances que se hacen afuera para que el Banco Mundial, el Banco Finlandés y otros voraces del mundo financiero internacional que en ese nuevo monstruo híbrido público-privado van irrespetando Convenios y sobre todo voluntades y vidas de pueblos indígenas, legítimos dueños de esas ricas tierras, pasan al estrado invitados de otras comunidades, se celebra el intercambio de saberes, cada quien cuenta cómo hace lo suyo en su territorio, aprenden a articular en su lugar lo que las organizaciones no logramos aterrizar en las miradas nacionales como movimientos.
Luego de la sopa de gallina, arroz con papas, frijoles, yuca y tortillas, la caminata al Plantel que era de la Hidroeléctrica y ahora es Base Militar, en ese lugar donde asesinaron a Tomás García y donde hirieron a su hijo Allan, arde el sol en nuestras caras y se hace largo para quienes no acostumbramos caminar, un tramito corto para quienes lo recorren con la seguridad de quien anda en lo que sabe suyo, conoce las veredas, se invierten los significados de los tiempos, lo que fue para ell@s un discurso corto para mi fue una caminata laaaaaarga!!
Llegamos a topar con sus cercos, con esos otros hombres del pueblo pagados para cuidar los intereses de los traficantes del bien común, entre consignas a Tomás se disparan indignadas palabras que increpan a su origen, y ellos adoptan la corporalidad de quien podría disparar de nuevo balas, y volverían a matar el alma de Allan que solo tiene 17 años y no puede sino llorar el recuerdo de su papá tirado allì adentro, como si fuera ayer y no hace un año ya!!.
Se negocia el permiso para entrar a “levantar el cuerpo”, con el alma caída y el llanto apretado en la garganta, yo ingresé como Observadora de Derechos Humanos, y un quejido indescriptible le quemaba el pecho a Allan, le salía tan apretado como sus ganas de venganza o de haberse quedado allí mismo, muerto junto a su papá, a quien le decía con una tristeza que no se describir porque no ajustan las palabras para hacerlo “papa, papa, te extraño, papa, papa, por qué te mataron”. María Santos, arrodillada en lo que hace un año estaba cubierto de sangre, con el cuerpo desfuerzado porque estaba hablando su flaqueza, su impotencia, María que hace pocos meses fue machetiada, ella, su hijo de 12 años y su compañero de vida. Rosalina llorando, don Lucio rezando, Berta, Yessica y yo queriendo ser fuertes y abrazarles y calmarles, sin lograrlo, y el Jefe de Seguridad del Plantel con un cinismo propio de sicario, filmando el momento, sin inmutarse, regodeándose, me atrevo a decir.
Yo fui porque soy una persona privilegiada con el amor que me regalan por mi canto, llevo palabras como parte de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras, llevo acompañamiento desde esas dos tareas, y vamos por esos lugares de vida nueva y alzamientos territoriales para contarles de regreso, lo que me traigo.
Siempre vengo de regreso cargada con mucho más de lo que llevo, ayer, luego de hacer el camino de regreso al Roblón, entre cansancio y llanto y los cuerpos arrastrando el dolor de volver a dejar a Tomás entre esa gente tan mala, ya sentadas a la sombra del Roblón, vi una sonrisa tímida en el rostro de Allan y nos dijimos, con la mágica forma en que pueden hablar las miradas, que nunca dejaremos de extrañarle, es cierto, pero nunca dejaremos de honrarle, y eso se concreta, luchando!!