Sra. Presidenta, representantes de
gobiernos del mundo. El pasado 2 de marzo mi madre, Berta Cáceres, fue
asesinada. Ella y el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de
Honduras –COPINH- habían venido denunciando las graves violaciones a los
derechos humanos contra el pueblo Lenca, a causa de la imposición del proyecto hidroeléctrico
Agua Zarca, de la empresa DESA, dentro del territorio indígena Lenca de Río
Blanco, Honduras.
Hoy, que Estados y organizaciones civiles
de todo el mundo se reúnen aquí en la ONU para lograr acuerdos que hagan realidad
la Agenda2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible debo decirles que el
mundo se ha quedado sin una defensora de derechos humanos que dedicó toda su
energía en hacer realidad estos compromisos internacionales, defendiendo los
ríos, los bosques, los territorios ancestrales, la vida digna, desafiando el modelo
predominante extractivista de explotación y muy especialmente, los derechos de
las mujeres.
Su asesinato no fue un hecho aislado, por
el contrario, se dio en un contexto de violencia que ya ha cobrado la vida de
varias personas integrantes del COPINH y de decenas de defensores y
defensoras de derechos humanos en todo Honduras y Mesoamérica.
Han sido días muy complicados y dolorosos.
Pero lo más difícil ha sido el total secretismo que envuelve a la investigación
sobre el asesinato y los intentos de criminalizar a integrantes del COPINH y
defensor*s de derechos humanos, como el mexicano Gustavo Castro.
Señores y señoras, tal y como lo afirmó
el Grupo de Expertas de la CSW60, la implementación de la Agenda 2030 nunca
será posible si se sigue amenazando, asesinando y criminalizando a las
defensoras de derechos humanos y si se siguen violando sistemáticamente los
derechos de los pueblos indígenas como el consentimiento libre, previo e
informado respecto a los proyectos de infraestructura y empresas extractivas. Desafortunadamente esta es una realidad que
enfrentamos los pueblos indígenas y otras comunidades en Honduras y América
Latina.
A nombre de mi familia, del COPINH y de
la Red Nacional de Defensoras de Honduras quiero demandar lo siguiente:
-Que el Estado Hondureño actúe de forma
inmediata y transparente para el cumplimiento de las medidas cautelares
otorgadas al COPINH y a mi familia,
-Que el Estado Hondureño considere
seriamente la invitación a que la CIDH cree un equipo de investigadores
expertos, independientes, y de confianza de la organización y la familia para
que dirija, supervise y participe de la investigación para el esclarecimiento
del vil asesinato de mi madre. Y que este hecho no quede en la impunidad que es
tan común en nuestros países.
-Que se garantice la seguridad y
protección de nuestra familia, de Gustavo Castro, los integrantes del COPINH y de
las demás personas defensoras de derechos humanos y de la Red de Defensoras de
Honduras.
-Que el Gobierno de Honduras intervenga
de forma concreta en la situación de flagrante impunidad ante el creciente
número de ejecuciones de defensor*s de derechos humanos, en particular de quienes
defienden los derechos del medio ambiente y de la tierra en el país.
-La voluntad del l*s Lenca y otras
comunidades indígenas, afro-descendientes y rurales debe ser respetada y Honduras
debe cumplir con los acuerdos internacionales como el Convenio 169 de la OIT, deteniendo
de inmediato y de manera definitiva la construcción del proyecto hidroeléctrico
de Agua Zarca, en el Río Blanco; y haciendo una revisión exhaustiva de todos
los otros proyectos de extractivos en el territorio lenca para determinar si el
consentimiento previo, libre e informado ha sido respetado.
-Que gobiernos, empresas transnacionales,
instituciones financieras e inversionistas respeten y honren el derecho de los
pueblos indígenas al consentimiento libre, previo e informado para la
construcción de cualquier proyecto de desarrollo en nuestras tierras y territorios.
Sin el respeto a estos derechos y
condiciones básicas, la Agenda2030 no será realidad y beneficiará tan sólo a
unos pocos intereses, a expensas de las personas y el planeta.
Hoy quiero que honremos el legado de mi
madre, que es un legado para todos los pueblos. Ella lucho por la vida, por buscar
transformaciones verdaderas, profundas e integrales. Por eso volverá y
será millones.