Puedo escribir un mar de palabras, un bosque de revoluciones, un amanecer de esperanzas; Te veo ir comandante y puedo caminar por esas calles donde millones de hombres y mujeres convertidos en una ola gigantesca, en una inmensa marea roja te acompañan, te llevan al memorable cuartel de la montaña, allí, desde donde serás testigo de una América distinta, nueva, anti imperialista; la América soñada por Bolivar, Fidel, Morazán, Camilo, Romero, el Che, por vos, siempre compañero comandante. Desde el corazón de América no te vemos ir, te vemos venir en banderas, en luchas, en cantos, en pueblo, en resistencia, en el proyecto bolivariano, en el socialismo desde abajo, desde los pueblos, desde la lucha. Hasta la victoria siempre comandante...
..."Alta
es la noche y Morazán Vígila".
Luis
Méndez
Poeta
en resistencia
María
Gabriela Chávez: Gracias Comandante por devolvernos la Patria
(+Video)
VIDIO
: "http://www.youtube.com/embed/02BsDhImAI4"
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Cortejo
fúnebre del Comandante Chávez en Los Próceres
Caracas,
15 Mar. AVN (por Yesenia Chapeta).- Hugo Chávez volvió a pasar hoy
por las calles de Caracas. Otra vez, a un lado y otro de su pasar,
serpentinas interminables de humanidad retumbaron vivas, le lanzaron
flores, le lloraron el más grande amor que haya sacudido a
Venezuela, le juraron continuar su lucha.
¿Cuál lucha? Se preguntarán algunos. Pues cambiar. Cambiar para bien lo establecido, aunque eso, como ha ocurrido cada siglo, cada vez que un Hugo Chávez pasa por este minúsculo planeta del vasto universo, implique la incomprensión de algunos. Incluso el odio de algunos.
Mientras la carroza lo llevaba hacia el Cuartel de la Montaña, tantas veces evocado en sus crónicas del 4 de Febrero de 1992, las serpentinas se agitaban, dolorosas, trasegadas.
Si no fuera por las voces exaltadas que trataban de alzarse entre las demás, tal vez hubiera sido posible escuchar, como uno solo, el robusto latido de tanto pueblo estremecido ante esa energía que no cesa, ese radio de atracción mágica que Chávez dejaba siempre al pasar, como cierta vez que un grupo de periodistas lo esperaba en el aeropuerto de Brasilia, decididos a emboscarlo con preguntas capciosas y, luego, ante él, cedieron al encanto de sus particulares reseñas sobre la historia, ante su dominio sobre los personajes y hechos pasados de cada sitio que visitaba.
Entre la multitud, un hombre solicitaba a la gente el favor de dejar un claro entre su silla de ruedas y la autopista Francisco Fajardo, "para verlo más que sea hoy". Nadie se negó, por supuesto, la consideración que enseñó Chávez hacia las personas con discapacidad tomó forma entre el grupo.
Hacia las 2:00 de la tarde pasó por la autopista, a la altura de Plaza Venezuela, frente al mural de la Universidad Central de Venezuela, precedido por un rústico que manejaba Nicolás Maduro, alias "el autobusero", con Diosdado Cabello a bordo, agitando el brazo derecho, coordinando la consigna inmortalizada ya... ¡Chávez vive! ¡La lucha sigue!
Tras el cortejo, una crecida de motorizados incendiaron la calle de rojo y banderas. Mujeres, niños, hombres de chaqueta negra, rostros empañados de sol y llanto... todos siguieron hacia el 23 de Enero, dejando el lugar extrañamente vacío.
Las serpentinas comenzaron a dispersarse. Una dama seguía afectada... "No te vayas, Chávez ¡No te vayas!". El caballero que la acompañaba trató de consolarla: "No se va, Anita, se los vamos a decir así ¡Chávez Forever! En inglés, como les gusta a ellos, para ver si en inglés nos entienden".
¿Cuál lucha? Se preguntarán algunos. Pues cambiar. Cambiar para bien lo establecido, aunque eso, como ha ocurrido cada siglo, cada vez que un Hugo Chávez pasa por este minúsculo planeta del vasto universo, implique la incomprensión de algunos. Incluso el odio de algunos.
Mientras la carroza lo llevaba hacia el Cuartel de la Montaña, tantas veces evocado en sus crónicas del 4 de Febrero de 1992, las serpentinas se agitaban, dolorosas, trasegadas.
Si no fuera por las voces exaltadas que trataban de alzarse entre las demás, tal vez hubiera sido posible escuchar, como uno solo, el robusto latido de tanto pueblo estremecido ante esa energía que no cesa, ese radio de atracción mágica que Chávez dejaba siempre al pasar, como cierta vez que un grupo de periodistas lo esperaba en el aeropuerto de Brasilia, decididos a emboscarlo con preguntas capciosas y, luego, ante él, cedieron al encanto de sus particulares reseñas sobre la historia, ante su dominio sobre los personajes y hechos pasados de cada sitio que visitaba.
Entre la multitud, un hombre solicitaba a la gente el favor de dejar un claro entre su silla de ruedas y la autopista Francisco Fajardo, "para verlo más que sea hoy". Nadie se negó, por supuesto, la consideración que enseñó Chávez hacia las personas con discapacidad tomó forma entre el grupo.
Hacia las 2:00 de la tarde pasó por la autopista, a la altura de Plaza Venezuela, frente al mural de la Universidad Central de Venezuela, precedido por un rústico que manejaba Nicolás Maduro, alias "el autobusero", con Diosdado Cabello a bordo, agitando el brazo derecho, coordinando la consigna inmortalizada ya... ¡Chávez vive! ¡La lucha sigue!
Tras el cortejo, una crecida de motorizados incendiaron la calle de rojo y banderas. Mujeres, niños, hombres de chaqueta negra, rostros empañados de sol y llanto... todos siguieron hacia el 23 de Enero, dejando el lugar extrañamente vacío.
Las serpentinas comenzaron a dispersarse. Una dama seguía afectada... "No te vayas, Chávez ¡No te vayas!". El caballero que la acompañaba trató de consolarla: "No se va, Anita, se los vamos a decir así ¡Chávez Forever! En inglés, como les gusta a ellos, para ver si en inglés nos entienden".
VIDIO 1: "http://www.youtube.com/embed/C7nbdvOIyFU"
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3 : "http://www.youtube.com/embed/fzC3lT8wT5k"