El inicio de la de década de los 90s estuvo
marcado por el reflujo de las luchas revolucionarias en la región
centroamericana. Dicho reflujo no solo significó la modificación de la
situación política de la región, con la legalización de las fuerzas guerrilleras
como partidos electorales, sino que también implicó en la apertura de las
economías locales a las inversiones de capital transnacional en áreas
estratégicas, aprovechando el impulso neoliberal privatizador de los recursos
del Estado y de los bienes naturales.
En el campo popular, la desmoralización por
la pérdida de referentes políticos e ideológicos, a partir de la caída de la
revolución nicaragüense y del Bloque Socialista de la Europa del Este, hizo
cada vez más difícil la articulación y el trabajo unitario. Así, la
fragmentación de las luchas sociales, a la par de la irrupción de una fuerte
oenegización de los modelos de organización y reivindicación social, fueron
hábilmente aprovechadas por los distintos gobiernos neoliberales en Centro
América.
Para Honduras la receta era neoliberal pero
basada en un “modelo de ocupación continua” que asegura desde la década de los
80s, no solo el saqueo de los recursos del estado, sino que además garantiza la
pérdida sostenida de soberanía a favor del imperio norteamericano a cambio de
poder e impunidad para los grupos de poder.
La Resurgencia del pueblo Lenca
En este escenario tanto regional como
nacional, la sociedad hondureña comenzaron a sufrir una fuerte arremetida
antipopular con el llamado decreto 18/90, que trataba de dar un carácter legal
a los ajustes estructurales de la economía, y buscaba desmantelar las empresas
públicas y privatizar los recursos del Estado. Así el gobierno neoliberal de
Rafael Callejas1 impulsó rigurosamente una fuerte persecución en contra de los
dirigentes sindicales(2), y un desmantelamiento progresivo de las políticas
sociales y agrarias que beneficiaban a la población más pobre.
Para el año de 1992 y 1993 El campesinado
indígena hondureño, no figuraba (ni figura) siquiera en las estadísticas
oficiales. Por lo que las nuevas políticas agrarias neoliberales, no
consideraban en absoluto medidas que respondieran a la grave crisis del campo,
todo lo contrario, en apenas 3 años, más del 50% de las tierras adjudicadas en
el marco del proceso de reforma agraria desde el año 64, habían pasado
nuevamente a manos privadas.
Sin contrapesos políticos ni sociales el
gobierno de Callejas impulsaba, con el apoyo del Banco Mundial, el Fondo
Monetario y la USAID, un ambicioso plan de ajustes, donde las mejores tierras
campesinas y los territorios de los pueblos indígenas estaban en el centro de
la transformación económica del país. Las tierras comunitarias, del occidente
de Honduras, olvidadas históricamente, pero ricas en bosques y recursos naturales,
pasaban a convertirse en un territorio en disputa, entre el gran capital
nacional aliado al trasnacional en contra de las comunidades rurales y el
pueblo lenca organizado.
Nace la Esperanza en La Esperanza
Después del fin de la guerra en El Salvador
y con el acuartelamiento de los batallones militares hondureños en la zona
occidental, especialmente de la frontera, muchos(as) revolucionarios(as)
internacionalistas hondureños(as) comienzan su retorno a Honduras con la
intensión de apoyar la lucha social en el país. Esto propició, después de
varios intentos y de un lento trabajo organizativo, que se gestara una alianza
entre lideres indígenas lencas, predicadores de la palabra y ex combatientes
revolucionarios, con el fin de trabajar por las demandas históricas de las
comunidades indígenas lencas y de las organizaciones populares del occidente de
Honduras.
Fruto de estos esfuerzos nace en La
Esperanza Intibucá, el Consejo Cívico de Organización Populares e Indígenas de
Honduras, el 27 de marzo de 1993 con el objetivo de “… elevar las condiciones
de vida del Pueblo Lenca de Honduras e incidir de manera positiva en que en
nuestro país, Centroamérica, el Caribe, Latinoamérica y el mundo, se pueda
implementar un modelo de desarrollo más justo, más digno, entre los seres
humanos y en armonía con el medioambiente”(3).
La urgencia de la irrupción del COPINH,
queda demostrado en el cúmulo y relevancia de las acciones desarrolladas en sus
primeros años. En muy poco andar la organización había logrado paralizar la
industria forestal en el Departamento de Intibucá, al menos 16 proyectos de
aserraderos fueron cancelados por la acciones de las movilizaciones. En julio
del año 1994 decenas de miles de indígenas lencas bajaron de las montañas de
Yamaranguila norte y del departamento de Lempira para sumarse a la primera e
histórica Peregrinación Indígena y Negra Por la Vida, La justicia y la
Libertad. Esta movilización no solo significó la emergencia de las demandas de
los pueblos originarios y negros de Honduras, sino que marcó un antes y un
después en las dinámicas organizativas y de lucha del movimiento popular
hondureño, con un resurgente sujeto social que a pesar de empobrecido y
excluido, tomaba voz y protagonismo en Honduras y Centro América.
Sus demandas y su victoria fue contundente.
El pueblo lenca logró la declaración legal de los dos primeros municipios
indígenas del país: San Francisco de Opalaca (Intibucá) y San Marcos de Caiquin
(Lempira) y con ello la firma de más de 50 acuerdos entre COPINH y el gobierno del
Liberal de Carlos Roberto Reyna, entre los que destacan la constitución de
escuelas, apertura de carreteras, centros de Salud, etc. Además del compromiso
de revisión del Convenio 169, que finalmente fue ratificada el 28 de marzo de
1995.
La sociedad hondureña desde el año 94
impulsó una fuerte lucha por la desmilitarización nacional. Hay que recordar
que el país sufría (reeditado en la actualidad) una presencia determinante del
ejército en todos los estamentos de la vida nacional, el modelo de “Ocupación
Continua” implicaba no solo la permanencia de bases militares de los Estados
Unidos en el país, sino también, la omnipresencia de los militares hondureños
en la conducción de instituciones del Estado consideradas claves para la
Seguridad (Migración, Aduanas, Telecomunicaciones, Registro Civil, etc.). El
COPINH en octubre de ese mismo año, junto con el pueblo negro, campesinos,
miembros de base de las iglesias, mujeres indígenas, estudiantes, Etc. movilizó
cerca de 20 mil personas a la capital para exigir, entre otras demandas, la
derogación del servicio militar obligatorio, el fin de la ocupación
nortemaericana y la desmilitarización del país. Estas y otras movilizaciones en
el país permitieron que se derogara la ley del servicio militar y el retiro de
los militares de las instituciones del Estado.
La Solidaridad esencia de la lucha y
hermandad de los pueblos
La insurrección indígena Zapatista en
Chiapas y la demanda de paz en Guatemala, Internacionalizaron las luchas del
COPINH. En abril del año 95, se organizó una movilización a la capital
hondureña, que entre las diversas demandas también estaba la intensión de
solidarizarse con los pueblos indígenas y sus alzamiento militar en el Estado
de Chiapas, México, y por el cese a la represión a los pueblos indígenas en
Guatemala. Este nuevo impulso organizativo, estaba en consonancia con los
objetivos originarios de la organización, pero que en esencia recogía una
necesidad de hermandad recíproca frente a la terrible amenaza capitalista
imperial, que significaba la ampliación de la dominación y el despojo en
América latina en el marco de la imposición del modelo neoliberal.
Para el COPINH, la solidaridad con todas
las luchas sociales de Honduras, América Latina y el mundo se tornaron en
fundamentales con el tiempo, pues se asumía que cualquier lucha de los pueblos,
era también una lucha del pueblo lenca y su organización. Es así como desde el
año 95 en adelante todas las luchas del pueblo hondureño y del mundo se asumen
como las luchas propias del COPINH. Uno de las grandes esfuerzos en este
sentido, fue el tratar de articularse con organizaciones obreras, campesinas e
indígenas de Honduras y del continente, en un gran frente de lucha contra la
severa amenaza que significaba el llamado de Estados Unidos a Constituir un
Área de Libre Comercio de las Américas, ALCA.
Esta mirada estratégica de empujar
constantemente la unidad, articulación y solidaridad de las luchas populares,
posibilitó en que Honduras obreros, campesinos e indígenas, constituyeran
espacios comunes de lucha frente a las amenazas y frente a la severa crisis
económica que les afectaba. Hay que recordar que en el año 98 el Huracán MITCH
afectó severamente la economía comunitaria. La pérdida de infraestructura
productivas y cosechas de granos básicos y de café(4), significó la ruina para
muchos productores, pero también dio lugar a una posición oportunista del
gobierno de Carlos Flores Facussé, para imponer desde la lógica neoliberal en
el año 99 el Plan Maestro de Reconstrucción y Transformación Nacional, PMRTN,
donde se priorizaba la profundización de las políticas de ajuste estructural,
achicando el aparato estatal y reduciendo los beneficios y derechos laborales y
sociales, favoreciendo la inversión y los créditos a los grandes empresarios.
La amenaza de desempleo hacia las y los
empleados públicos, el congelamiento de salarios y la pérdida de beneficios
laborales impulsó a las federaciones FUTH y la FECESITLIH, así como varios
sectores populares, a crear el Bloque Popular, BP, en el año 2000. Este primer
intento de articulación obrera y popular después de la grave crisis
organizativa de los 90s, posibilita el acercamiento entre organizaciones que
buscaban la derrota del modelo neoliberal en el país. Es así como se dan los
primeros pasos de acercamiento entre el COPINH y el movimiento obrero
articulado.
En el año 2001 se impulsa desde el sur de
México el llamado Plan Puebla Panamá, PPP, que operaría como punta de lanza
para el despojo y explotación de los bienes naturales. Esto posibilitó la
respuesta de lucha de organizaciones obreras, comunitarias, campesinas,
indígenas y urbanas en contra de del mencionado plan. El COPINH se sumó de
inmediato al trabajo de coordinar espacios de debate y organización en el marco
del Foro Mesoamericano de los Pueblos, en oposición al PPP. Se sumarían a estos
esfuerzos en los siguientes años las demandas y las luchas populares también
sectores profundamente afectados por las implementación de las políticas
neoliberales, como el sector magisterial, con el que el COPINH tenía una
especial cercanía y admiración. Fueron las y los profesores el sector más
afectado golpeado durante el gobierno de Ricardo Maduro y fue el COPINH una
organización especialmente solidaria con la causa magisterial, realizando
marchas y apoyando las asambleas y tomas en distintas parte de la región de
Occidente.
Es con la confluencia de la crisis agraria,
la resistencia magisterial, la lucha contra el ALCA. Contra el PPP, la
resistencia obrera y la resistencia indígena y negra, que se crea, gracias a la
mirada visionaria y estratégica de varios dirigente populares nacionales,
incluyendo la dirigencia del COPINH que se constituye la Coordinadora Nacional
de Resistencia Popular, CNRP5, en el año 2003. Una expresión única e histórica
de unidad del movimiento popular en Honduras. Donde todas coincidieron y
apoyaron la propuesta de “coordinación rotatoria” dándole prioridad y
protagonismos a las regiones (territorios), así como a la deliberación en
asamblea y espacios de diálogos y consensos a través de los llamados
conversatorios, desde donde se acordaban las acciones a nivel local o nacional.
La primera acción de relevancia fue en agosto de 2003 con la “Marcha de la
Dignidad”, donde en Tegucigalpa se concentraron miles de personas de todo el
país para exigir el fin de la represión hacia el magisterio y de las políticas
neoliberales del gobierno de Maduro.
El aporte del COPINH hacia las diferentes
instancias de unidad y articulación tanto nacional como regional era evidente y
se hacía notar. En el plano Nacional el aporte hacia esta nuevas formas de
articulación como el de la CNRP, priorizando el diálogo a la imposición ó la
democracia sin consenso, significó un gran avance para el movimiento popular
hondureño pues posibilitó abrir los lazos de solidaridad entre los diversos
actores, con el respeto a la diversidad de visiones, opiniones y formas de
lucha. El aporte del COPINH a las luchas nacionales también tuvo un fuerte
impacto en la reivindicación del papel de los pueblos originarios en la
construcción de un nueva sociedad. Los pueblos indígenas comenzaron a ser
respetados y necesitados como actores fundamentales para el cambio. El poder de
convocatoria del COPINH evidenció que el pueblo lenca era ya un actor
fundamental para pensar y luchar por el cambio.
La lucha por la liberación de la mujer
Es en medio de esta lucha reivindicación de
derechos a nivel nacional, las mujeres del COPINH comienzan un largo camino de
crecimiento y reivindicación de sus propios derechos. Una de las primeras
luchas importantes fue la de visibilizar la discriminación y la violencia
dentro de la organización. No fueron pocos los agresores de mujeres que fueron
expulsados de la organización, gracias al valor y la lucha cada vez más fuerte
que le imprimían los liderazgos como el de Doña Pascualita o Berta Cáceres. No
fue fácil impulsar por ejemplo la primera Asamblea de Mujeres del COPINH, pues
se pensaba que esta instancia dividiría a la organización. Pero la práctica
evidenció todo lo contrario, dando paso a su posterior institucionalización en
los estatutos de la organización. Para Berta no era posible avanzar en la lucha
anti patriarcal y anti racista, si dentro de la misma organización no se
luchaba en contra la violencia, en todas sus formas, contras las mujeres. Su
desafíos en este sentido, eran la incorporación permanente de mujeres en las
estructuras de dirección de la organización, así como formar compañeras en
todos los ámbitos de la lucha social para sumarlas al trabajo organizativo del
COPINH y de sus comunidades.
Berta decía: “… la lucha anti-patriarcal es
una visión que se expresa en todos los ejes de trabajo del COPINH desde sus
inicios, en las acciones y en los documentos de consulta de las bases con la
palabra de hombres y mujeres particularmente … Esta idea antipatriarcal cruza
todas las áreas de la organización pues lo que queremos es que cambie la
cultura machista, para lograr igualdad de derechos y participación de los
beneficios del trabajo y de la organización, considerando que las mujeres somos
personas diferentes y con historias diferentes pero no con derechos desiguales,
demandamos con esta lucha que se valoren las decisiones y el pensamiento de las
mujeres en la familia, en la economía, en la política, el desarrollo
organizativo del país y el mundo.
Para Berta también la protección de las
mujeres, niñas y niños víctimas de violencia fue una urgencia permanente, desde
el año 2000 su sueño era contar con un espacio propio para las compañeras
abusadas o agredidas. Años más tarde su sueño comenzó a tener forma con La
propuesta de construir una Casa Refugio para Mujeres, fueron varios los
borradores en los que Berta dibujaba su sueño, pero no fue sino hasta el año
2015 que se inauguró finalmente la Casa de Sanación y Justicia de la Mujeres
del COPINH. Antes muchas luchas y esfuerzos se propiciaron por ejemplo, desde
el COPINH se impulsó las “Cortes de Mujeres” junto con otras organizaciones de
mujeres. También espacios de encuentro entre las mujeres de los pueblos
indígenas.
De la mano de Berta Cáceres las mujeres del
COPINH impulsaron luchas importantes por la defensa del territorio. Un ejemplo
importante fue la resistencia de la mujeres en la comunidad de San Antonio para
parar la represa el Tigre.. del Río Lempa, frontera con el Salvador. Allí miles
de mujeres de la mano de Berta y el COPINH, marcharon innumerables veces entre
los años 2006 y 2007, por la comunidad a rostro cubierto y con machete en mano,
cargando a sus hijos y exigiendo el retiro del proyecto hidroeléctrico, que
finalmente fue paralizado.
Lucha Popular Unitaria y Refundación
Nacional
En el años 2006 llega Manuel Zelaya al
gobierno y la relación con las organizaciones populares nunca fue buena, hasta
después del último Paro Cívico del año 2008, impulsado por la CNRP. Para
aquellos años, ya se evidenciaba un giro del gobierno hacia los países miembros
de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA.
El COPINH, que mantuvo siempre buena
comunicación con representantes de Venezuela y Cuba, pudo reconocer la
importancia del virage del gobierno hondureños y la urgencia de apoyar en la
nueva coyuntura, la postura valiente del gobierno de Zelaya que empezaba a
enfrentarse a los grupos de poder. En este proceso de acercamiento el
movimiento popular a través de la CNRP, impulsó lo que se llamó la “candidatura
Independiente Popular” de Carlos H. Reyes representante Obrero, Berta Cáceres
líder indígena, Maribel Hernández dirigente magisterial y Carlos Amaya miembro
y dirigente de la izquierda hondureña, con un programa basado en los “12
puntos”6 demandados a partir de los acuerdos alcanzados en I Encuentro de
Organizaciones obreras, campesinas, magisteriales, comunitarias y populares del
año 2008.
La elección de Berta como candidata, no
solo demostraba la madurez política alcanzada por el movimiento popular, sino
que también el reconocimiento al liderazgo de la líder indígena y del mismo
COPINH. Fue a través de este proceso de mayor acercamiento popular que la
organización impulsa el I Encuentro por la Refundación de Honduras en La Esperanza.
Desde allí se intentaba impulsar un verdadero Poder Constituyente, para
empoderar al pueblo y refunde el país. A través de una nueva constitución
popular y originaria. Es en este escenario luchas por el cambo que se da el
Golpe de Estado de 2009. Para la fecha de las elecciones la Candidatura en un
gesto de coherencia revolucionaria, retira la postulación y llama a resistir y
luchar en las calles a la dictadura.
EL GOLPE y la lucha del COPINH
El COPINH estuvo acompañando la iniciativa
del gobierno de consultar al pueblo, por eso resintió dramáticamente la
represión militar. Pero se entendió desde el primer momento que la lucha se
libraría esencialmente en la capital. Miles de miembros del COPINH fueron
movilizados Tegucigalpa donde además de movilizarse y acompañar las luchas por
más de 6 meses, un destacamento fue trasladado a defender y proteger el
perímetro de la embajada de Venezuela durante más de tres meses.
Reconstruir el poder popular y la lucha
comunitaria
Una vez electo el gobierno de Porfirio
Lobo, el COPINH multiplicó sus esfuerzos de solidaridad para acompañar las
lucha de las y los campesinos del Aguán, Que estaban siendo masacrados por
exigir respeto al derecho a la tierra. Adicionalmente se abrió un frente de
lucha y contradicción en el ceno del recién constituido Frente Nacional de
Resistencia Popular, FNRP. Esto debido a la radicalización de las posturas
desde quienes apostaban a constituir un referente político electoral y quienes
llamaban a derrotar la dictadura a través de la insurrección popular, Así la
línea electoral era defendida por los cercanos al Bloque Popular y los
allegados políticos a Manuel Zelaya, y la línea insurreccional, los llamados
refudacionales, era encabezado por el COPINH, organizaciones del Izquierda y otras
organizaciones de lucha territorial.
La división en el movimiento popular ya
estaba dada y la profundización de las contradicciones electorales también. El
fraude electoral del 2013 empujó las diferencias y las rupturas entre los
lideres sociales que acompañaron las línea electoral, mientras que la línea
refundacional con Berta y Miriam Miranda de la organización Fraternal Negra de
Honduras, a la Cabeza empujaban una nueva dinámica de lucha más territorial,
desde las comunidades y por la defensa de los Bienes Comunes de la Naturaleza,
ante la envestida extractivista del gobierno de Porfirio Lobo.
La lucha por la tierra y los territorios se
convirtieron en las principales urgencias de las organizaciones
refundacionales. Para el año 2013 se crea la Plataforma del Movimientos Social
y Popular de Honduras y Berta junto con Miriam son las mujeres lideres que la
convocan y dirigen. Es en el marco de la lucha por la defensa de los
territorios que desata una cacería y criminalización en contra de lideres sociales,
incluyendo la lucha de Rio Blanco por el Río Gualcarque y el posterior
asesinato de Berta en el 2016, así como de muchos otros lideres comunitarios
que han dado su vida por defender los bienes comunes de la naturaleza.
El COPINH, en esta etapa, a pesar de haber
sido severamente golpeado por la represión estatal y de la empresa privada,
mantiene una lucha tenaz en contra de los cientos de proyectos extractivos que
amenazan a las comunidades y territorios lencas. Ese es el desafío actual del
COPINH, sostener la lucha, en eso están, reconstruyendo su poder desde las
comunidades indígenas y desde su histórica lucha de resistencia. Esta lucha no
es solo por el COPINH, y lo tiene muy claro, su lucha es por todas las luchas,
en cualquier parte del mundo, y como dijo Berta, es por la madre naturaleza, es
por la humanidad, por que ya no hay tiempo.
-Roverto Barra.-
1[1]
Actualmente procesado en los Estado Unidos por el sonado caso FIFAGATE, por el
pago de sobornos y corrupción al interior de la Federación Internacional de
Futbol. Con anterioridad, Callejas fue procesado en Honduras por varios delitos
de corrupción. En un cuestionado proceso legal, donde el ex presidente resultó
con al menos 16 cartas de sobreseimiento definitivo cerrándose la persecución
penal en su contra.
2[1]
Reformas Laborales y acción sindical en Centro América; http://library.fes.de/pdf-files/bueros/fesamcentral/07612.pdf
:
3[1]
Documento constitutivo del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e
Indígenas de Honduras
4[1]
El café en Honduras es producido por cientos de miles de familias pobres que
dependen de sus pequeñas cosechas, para un ingreso básico anual. Los pequeños
productores son explotados por las empresas exportadoras e intermediarias al
imponerles precios miserables de compra de sus cosechas. A partir del año 99
los precios del café se desplomaron en el mercado internacional, lo que
significó una de los peores desastres para la economía local comunitaria en el
país. La zona lenca en el occidente de Honduras es una de las regiones de mayor
producción de Café.